miércoles, 8 de agosto de 2012

capitulo vi al viii


Capitulo vi
Esta vez fui a Miami acompañado de mis padres, al llegar lo primero registrarnos en un hotel, a la mañana siguiente muy temprano vino a buscarnos una ambulancia.
La cual estaba equipada para trasportar silla de ruedas, es decir tenía una rampa para que suba a ella.
Al llegar al hospital “neurológica hospital” me hicieron una tomografía para verificar ya que había pasado más de un mes de las tomografías que les había mandado, para sorpresa de todos, este había crecido mucho, era más grande que los limites seguros para obtener resultados positivos asegurados pero aun así se procedió sabiendo que se debería sacrificar un poco mas mi audición, es decir perdería  un poco más el audio del único oído que me quedaba.
Después de medir tomar notas y coordenadas de mi cabeza me pusieron un “aro atornillado a mi cabeza con 4 tornillos”, claro que antes me anestesiaron.
Ese “aro” serbia para sujetarme  mientras la maquina me “irradiaba rayos que eliminaban o mataban al tumor”, después de unas horas de estar en distintas posiciones para ser irradiado, pase a un cuarto a descansar y a tomar desayuno
Me dieron medicina para evitar alguna posible infección por el aro.
Capítulo VII
La ambulancia nos llevo de regreso al hotel, descanse el día completo a la mañana siguiente me fui al baño para afeitarme mojándome con agua caliente  una toalla para la cara para afeitarme la barba, ya que no sentía temperatura no me importaba lo caliente de  la toalla, pero esta vez sí sentí la temperatura me mando un gran susto y gusto.
Después salimos a recoger el auto de  alquiler, hacia bastante sol el clima poco es seco, me reseco el ojo y este se puso rojo. Un trabajador de renta car al verme me regalo su sombrero y se fue, nos dieron un carro mejor de lo que habíamos pedido  ya que no habían ya en stock, era automático, lo recuerdo ya que lo maneje en la playa de estacionamiento del hotel.
Fuimos a ver a un doctor por mi ojo el cual le puso un lubricante, enseño a taparlo y nos dio el nombre de un lubricante natural refreís muy bueno.
Hasta hoy es el único medico que nos dijo que solo dios podía asegurar o decir algo definitivo
Vino a visitarnos una amiga de mama de su colegio con su hija, nos llevaron a pasear por Miami, lo que más recuerdo son sus autopistas.
Aproveche para traerme lo que le faltaba a mi Ford mustango, fuimos a un taller de mustango donde vendían accesorios originales, la cuenta me salió cara pero lo compramos.
Capítulo VIII
De regreso en el Perú lo primero que hice fue poner los accesorios al carro y mandarlo a pintar, arreglar la suspensión, frenos, luces.
Mama se conecto con un padre que se hizo amigo de la familia, el padre lucho.
Este padre me daba terapia muy buena, meditación y ejercicios que me ayudo en gran manera.
Entre al jorre, donde recibí imposición de manos hasta aprendí a darlo gracias a Naoyuki
Pasaban los días y unos trabajadores en la casa hablaban de mi caso y mama los escucho de casualidad, no querían que pensáramos mal de ellos, se trataba que conocían a un “naturista “que podría ayudarme si me aceptaba.
Mama dijo ya donde y cuando podremos ir a verlo, quedaba en puente piedra y resulto no ser maurista como se pensó, si no es un espíritu pero nos tranquilizo al saber que se basaba su curación en el señor, el nos decía, si dependiera de mí, yo te curo ahora pero crearía una catástrofe mundial ya que el mundo está en un equilibrio perfecto que solo dios puede hacerlo.
Hablamos con el padre lucho para saber si se hacía bien y nos dijo que si estaba  bien, así que seguimos
Fui aceptado por el espíritu. he íbamos todos los sábados en la mañana a verlo, no quedaba duda que era un espíritu, se le hablo de mi ojo izquierdo, lo vio y nos dijo “hay que echarle una gota diaria de un pétalo de Carlos santo”, una planta de las alturas del Perú. “aunque llore sangre hay que continuar”.
Así se hizo y al cabo de un mes el ojo ya veía sin cerrar completamente el parpado, ya lubricaba por sí mismo.
Por  mi parte a diario atendía a mi mustang
Algo que llamo mi atención fue que también logro reemplazar mis neuronas por medio de pichones que ponían en mi cabeza apenas las mataban, y que él me inyectara en mi cabeza, no hay duda ya que cuando mama me revisaba encontraba la huella de la aguja.
Yo daba johrei a 3 personas, el caso que más recuerdo era el que daba a una empleada de la casa que sufría de migraña, yo le daba johrei diario en una ocasión se fue llorando.
A la mañana siguiente estaba feliz “ya no le dolía la cabeza” hasta el día que estuvimos en contacto nunca más le regreso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario