Capitulo vi
Esta vez fui a Miami acompañado de mis padres, al
llegar lo primero registrarnos en un hotel, a la mañana siguiente muy temprano
vino a buscarnos una ambulancia.
La cual estaba equipada para
trasportar silla de ruedas, es decir tenía una rampa para que suba a ella.
Al llegar al hospital “neurológica
hospital” me hicieron una tomografía para verificar ya que había pasado más de
un mes de las tomografías que les había mandado, para sorpresa de todos, este
había crecido mucho, era más grande que los limites seguros para obtener
resultados positivos asegurados pero aun así se procedió sabiendo que se
debería sacrificar un poco mas mi audición, es decir perdería un poco más el audio del único oído que me
quedaba.
Después de medir tomar notas y
coordenadas de mi cabeza me pusieron un “aro atornillado a mi cabeza con 4
tornillos”, claro que antes me anestesiaron.
Ese “aro” serbia para sujetarme mientras la maquina me “irradiaba rayos que
eliminaban o mataban al tumor”, después de unas horas de estar en distintas
posiciones para ser irradiado, pase a un cuarto a descansar y a tomar desayuno
Me dieron medicina para evitar
alguna posible infección por el aro.
Capítulo VII
La ambulancia nos llevo de regreso
al hotel, descanse el día completo a la mañana siguiente me fui al baño para
afeitarme mojándome con agua caliente
una toalla para la cara para afeitarme la barba, ya que no sentía
temperatura no me importaba lo caliente de
la toalla, pero esta vez sí sentí la temperatura me mando un gran susto
y gusto.
Después salimos a recoger el auto
de alquiler, hacia bastante sol el clima
poco es seco, me reseco el ojo y este se puso rojo. Un trabajador de renta car
al verme me regalo su sombrero y se fue, nos dieron un carro mejor de lo que
habíamos pedido ya que no habían ya en
stock, era automático, lo recuerdo ya que lo maneje en la playa de
estacionamiento del hotel.
Fuimos a ver a un doctor por mi ojo
el cual le puso un lubricante, enseño a taparlo y nos dio el nombre de un
lubricante natural refreís muy bueno.
Hasta
hoy es el único medico que nos dijo que solo dios podía asegurar o decir algo
definitivo
Vino a visitarnos una amiga de mama
de su colegio con su hija, nos llevaron a pasear por Miami, lo que más recuerdo
son sus autopistas.
Aproveche para traerme lo que le
faltaba a mi Ford mustango, fuimos a un taller de mustango donde vendían
accesorios originales, la cuenta me salió cara pero lo compramos.
Capítulo VIII
De regreso en el Perú lo primero que
hice fue poner los accesorios al carro y mandarlo a pintar, arreglar la
suspensión, frenos, luces.
Mama se conecto con un padre que se
hizo amigo de la familia, el padre lucho.
Este padre me daba terapia muy
buena, meditación y ejercicios que me ayudo en gran manera.
Entre al jorre, donde recibí
imposición de manos hasta aprendí a darlo gracias a Naoyuki
Pasaban los días y unos trabajadores
en la casa hablaban de mi caso y mama los escucho de casualidad, no querían que
pensáramos mal de ellos, se trataba que conocían a un “naturista “que podría
ayudarme si me aceptaba.
Mama dijo ya donde y cuando podremos
ir a verlo, quedaba en puente piedra y resulto no ser maurista como se pensó,
si no es un espíritu pero nos tranquilizo al saber que se basaba su curación en
el señor, el nos decía, si
dependiera de mí, yo te curo ahora pero crearía una catástrofe mundial ya que
el mundo está en un equilibrio perfecto que solo dios puede hacerlo.
Hablamos con el padre lucho para
saber si se hacía bien y nos dijo que si estaba
bien, así que seguimos
Fui aceptado por el espíritu. he
íbamos todos los sábados en la mañana a verlo, no quedaba duda que era un
espíritu, se le hablo de mi ojo izquierdo, lo vio y nos dijo “hay que echarle una gota diaria
de un pétalo de Carlos santo”, una planta de las alturas del Perú. “aunque llore sangre hay que
continuar”.
Así se hizo y al cabo de un mes el
ojo ya veía sin cerrar completamente el parpado, ya lubricaba por sí mismo.
Por
mi parte a diario atendía a mi mustang
Algo que llamo mi atención fue que
también logro reemplazar mis neuronas por medio de pichones que ponían en mi
cabeza apenas las mataban, y que él me inyectara en mi cabeza, no hay duda ya
que cuando mama me revisaba encontraba la huella de la aguja.
Yo daba johrei a 3 personas, el caso
que más recuerdo era el que daba a una empleada de la casa que sufría de
migraña, yo le daba johrei diario en una ocasión se fue llorando.
A la mañana siguiente estaba feliz
“ya no le dolía la cabeza” hasta el día que estuvimos en contacto nunca más le
regreso.
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